Mérida, Yucatán, 23 de mayo de 2025.- Con la llegada del intenso calor, los yucatecos reciben también una de las frutas más esperadas de la temporada: la ciruela yucateca, conocida científicamente como Spondias purpurea.
Esta variedad no se encuentra con facilidad fuera del estado y es considerada una joya del trópico peninsular.
Estudios de la Red de Solares de la Península de Yucatán confirman que esta región cuenta con una de las mayores diversidades de ciruelas del país. En la cultura maya, cada tipo tiene su nombre: ke’ken abal, chi abal y xcan abal, donde “abal” significa “ciruelo”. El fruto está documentado desde tiempos precolombinos y aparece incluso en el Códice Fejérváry-Mayer como símbolo del Este.
Fray Diego de Landa mencionó en el siglo XVI la variedad y sabor de estas ciruelas. Su consumo varía según el grado de maduración: verdes, se acompañan con sal, chile y limón; maduras, se comen solas. Su uso trasciende lo gastronómico, ya que se emplea en la medicina tradicional para tratar males como estreñimiento, hipertensión y sarpullidos.
El árbol de ciruela forma parte de los huertos familiares como sombra y cerco natural. También se aprovechan sus hojas con fines curativos y como forraje. Su regreso marca un momento de conexión con la tradición, la tierra y los sabores que definen a Yucatán.