A los 41 años, Akihiko Kondo comparte una vida íntima con un personaje animado desde hace una década. Según contó, para él, Miku va más allá de ser un simple juguete tecnológico: esta colorida muñeca de anime se ha convertido en “la persona” que le ha devuelto la alegría después de años marcados por el rechazo.
La historia de Kondo destaca el poder del amor y la conexión humana, incluso en formas inusuales. Su relación con Miku no sólo desafía las normas sociales, sino que también ilustra cómo la tecnología y la cultura pueden llenar vacíos emocionales en la vida de las personas.
