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Tradiciones que se niegan a morir

La tradicional limpieza de huesos y cambio de manto de sus antepasados en Pomuch, Campeche.

Don José Dzul de 70 años de edad, habitante del municipio de Pomuch, Campeche, lleva más de 55 años realizando la tradición de la limpieza de huesos y cambio de manto de sus antepasados, el cual, fue enseñanza de su abuelo y papá, ya que es una tradición maya que hasta la fecha sobrevive.

Don José comentó que las nuevas generaciones han optado por ya no seguir los pasos de las costumbres familiares, porque no les gusta o solo no le ven el interés de seguir con la tradición.

Por ello, asegura: “Mientras siga viviendo seguiré yendo a limpiar los restos de mis antepasados, a pesar de las dificultades por la edad, comentó don José Dzul”.

El Día de Muertos en Pomuch es diferente a todo lo que habíamos visto y leído sobre las tradiciones del Día de Muertos en México. Nos encontramos con un rito casi perdido. Uno en el que no aparecen Catrinas ni calaveras dulces. En el que la muerte y los muertos están más presentes que en ningún otro lugar o, por lo menos, de una forma mucho más “física”.

La relación de Pomuch con la muerte va más allá del propio Día de Muertos. Comienza con la enfermedad y no acaba hasta que no queda nadie para recordar al difunto –como en la película de Coco–. La muerte no es el final, de hecho, los habitantes de Pomuch rezan pidiendo “que se lo lleve” –la muerte a sus seres queridos– cuando la enfermedad no tiene cura.

¿En qué consiste? A los tres años de la muerte, –“si es que aprecias a tu difunto”, como dicen los locales–, se deben sacar los restos de la tumba y limpiarlos. Sí, como suena. Limpiarlos hasta que no quede nada sobre los huesos. Después se colocan en una caja con un paño bordado y se ponen para que les dé el sol y el aire. Los huesos están visibles en el cementerio de Pomuch.

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